lunes, 13 de noviembre de 2006

MARAVILLAS...



He recurrido a la opinion de un experto. No es mi "amigo" con tantas letras, pero sin dudas, es alguien que admiro en lo que no conozco aún de él. En lo que aún no he leido de sus obras, que no se por qué delirios editoriales, aún no llegan a mi país.

Le he pedido que me opine... y me ha opinado, así no más. Pero en su detalle de detenerse a verme, me ha alcanzado su mirada. Asi es que se lo agradezco, abiertamente.

Estoy hablando del escritor Antonio Galvez Alcaide, en los brazos de cuyas obras he caído sin red, pero que espero me contendrán, por lo que intuye mi pensamiento de mujer. No de lectora consumada, que no lo soy. Él sabe de lo que le hablo. Y me ha perdonado ya.

Remito a mis amigos a su página www.galvezalcaide.com y/o su blog www.dietarioenred.blogspot.com para los que como yo quieran redimirse de la mediocridad literaria que nos rodea.

Las maravillas son las que siguen la luz del sol. Y Don Antonio tiene la virtud de la conmoción. (Vaya crítica, dirá).

Cuando lo lea, en verdad, me extenderé en otros comentarios. Ácidos y certeros, sin dudas. (ja).

Pero mis influencias del realismo mágico latinoamericano, me impedirán ser objetiva. Abro el paraguas, antes que nada. Era necesaria tanta aclaración?

Me comprometí con él, a la difusión oral de su obra. (mmmm... oral...)

Espero que lo lean. No se de qué forma, si sus libros aún no estan en el país. Pero estamos viendo la forma de contratar un trasatlantico, carguero, con bodegas enormes, forrados de contenedores con sus libros "Caliente", "El Paseo de los Caracoles" y "Relatos de fuego sanguinario y un candor". Eso por ahora. Luego vendrán más. Y además ha prometido una visita a la plaza de Mendoza. Lo que le cobraré.

Eso es todo por ahora. Cambio y fuera.
Gracias, Antonio.




2 comentarios:

Antonio Gálvez Alcaide dijo...

Me abruma. Me abruma usted, querida amiga.

Otro abrazo.

MONICA LILIANA CABRERA CHAVES dijo...

Abrumar: llenarse de bruma la atmósfera o cargar con un peso? Solamente le agradezco su aliento. Aquí estaré, vestida con las calamidades del tiempo. No me olvide.